
http://www.lun.cl/ Martes 13 de Mayo del 2008
Uno de los efectos más curiosos de la erupción en Chaitén es la proliferación de creencias sobre catástrofes que trajeron a colación sus cenizas. Una de las más extendidas, que este fin de semana volvió a circular en las conversaciones de los santiaguinos, es que el verde cerro Santa Lucía, el mismo que vio llegar a Pedro de Valdivia bajo el nombre de Huelén, sería un volcán dormido.
La teoría, que puede sonar descabellada a oídos de cualquier capitalino con dos dedos de frente, no lo es tanto para los estudiosos del tema. “Sí, es verdad, el cerro Santa Lucía son rocas volcánicas, pudo haber sido un volcán, pero sin duda que no está activo, no tenemos que preocuparnos de él. Algo de verdad tiene el mito, pero no hay que generar alarma”, explica Gabriel Vargas, académico del departamento de Geología de la Universidad de Chile.
El profesional, junto a otros expertos de esa casa de estudios, ayer participó en una mesa redonda sobre los alcances del reciente despertar del Chaitén.
-¿Existe algún otro volcán inactivo en la capital?
-El cerro San Cristóbal en algún momento pudo haber sido un volcán, pero estamos hablando de decenas de millones de años atrás, no es hoy un riesgo importante para la población.
Respecto a Chaitén, además de proyectar que la pluma de humo podría dar la vuelta al mundo, los analistas concluyeron que la lava es lo menos importante. “El peor escenario sería que la columna de material piroclástico se desplomara sobre la zona a 400 grados Celsius y a 300 kilómetros por hora”, dice Miguel Ángel Parada, director del departamento y otro de los integrantes del panel.
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